miércoles, 31 de marzo de 2010


Hay veces que la Policía es un obstáculo para la labor del fotoperiodista


Imágen de hace 30 años. El reportero gráfico de la revista Caretas, Carlos Saavedra, es interceptado por la policía en una manifestación sindical. El agente tenía la orden de quitarle la cámara fotográfica analógica que se usaba entonces. Saavedra opuso exitosa resistencia y el atentado no se consumó.
En la toma captada por otro colega de Caretas se percibe la inagotable lucha entre los interesados en ocultar la realidad y aquellos cuya misión es divulgarla, muchas veces a costa de su propia integridad física.

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Esta otra fotografía, captada por el experimentado fotógrafo uruguayo-argentino-peruano Héctor Atilio Carballo, es más reciente y muestra la pugna entre reportero gráfico y la fuerza pública en los estadios de futboll. Muchas veces los fotoperiodistas destacados en los recintos deportivos tienen que sortear  muchas barreras para obtener una buena ubicación y captar las tomas más vívidas e impactante que merezcan, en el mejor de los casos, una portada o el reconocimiento de su gremio. El autor de la fotografía la tituló "la razón de la fuerza" aunque muchas veces se convierta en la pugna de la razón contra la sinrazón.

sábado, 27 de marzo de 2010


EL NINJA DE LA FOTOGRAFÍA


Sábado, 27 Marzo de 2010 
IDL Reporteros

A estas alturas, todo Lima sabe que el gran fotógrafo Carlos Saavedra, de inadvertidos 70 años, dispara su cámara mucho más rápido que un juez con delirios pistoleros. Pocos conocen, sin embargo, la trayectoria plena de hazañas de Saavedra, especializado por más de tres décadas en fotografiar a los infotografiables, como logró, por ejemplo, al “monear” (así se decía en ese tiempo en la jerga periodística), al entonces ya muy siniestro Vladimiro Montesinos en 1983, antes y después de una trepidante persecución por la avenida Colonial.

Entrevista de Paola Ugaz

¿Cómo empezó a trabajar como fotógrafo?

Fue en Caretas en 1975, en la revista Espejo con Doris Gibson. Mi primer caso de seguimiento fue a Vladimiro Montesinos en 1983. Lo seguí por tres días. Un día antes de hacer la foto estuve disfrazado de limpiador de autos.

La persecución fue como una serie de la época ‘Las calles de San Francisco’, los chirridos, los frenazos, su carro de ocho cilindros y el mío de cuatro. Me quedaron en la mente los golpes de timón y las calles pequeñas aledañas a la avenida Colonial. En vista de que no podía alejarme, me metía a calles desconocidas para mí en el Callao. Fui a la comisaría para buscar un resguardo y mientras escondía los rollos de color, se adelantó y me dijo que me detuviera. Le sorprendió que vaya a la comisaría. Lo bueno es que después de la gran carrera vinolagranfoto.                                                                                                             
Él no sabía por qué le tomaba fotos y me preguntó “¿Por qué los de Caretas me quieren tomar fotos? Ellos son mis amigos”. Luego me invitó a almorzar –estaba acompañado de mi esposa Delfina–, diciendo “es la hora de almuerzo ¿no quieres un cebichito?”, y le respondí, no ni hablar. En eso, Delfina fue a buscar un teléfono para llamar a Caretas y habló con Gustavo Gorriti –quien había pedido la foto– y le contó lo que pasaba. Le pregunta: “Dice Montesinos que por qué le toman fotos” y Gorriti responde que le diga a Montesinos que “compre la revista el lunes para que se entere”.

¿Qué características debe tener un fotógrafo que se especializa en seguimientos?

Tener mucha paciencia, calma y no desesperarse. Hay seguimientos que toman dos horas, y yo feliz, pero la mayoría demoran tres días en promedio.

Siempre viajo en mi carro viejito y siempre paro solo porque no me gusta colgarme la cámara al cuello y gritarle al mundo que soy fotógrafo. La paciencia es una virtud indispensable pero también algo de suerte, porque espero hasta que consigo.

¿Cómo fue el episodio con el juez Rosales?

Es parte de un trabajo de investigación de la revista. Uno no va a mostrar su credencial, uno va a trabajar como pasa en cualquier parte del mundo. La fotografía se resolvió en un solo día. Fue el sábado 13, llegué por la mañana a la puerta de su casa y a las 11:30 le hice la foto. Antes el juez me tomó una foto. Cuando vas a tomar una foto, te mimetizas con el ambiente donde vas a trabajar (en mi carro tengo varias mudas de ropa). Antes de ir a esta comisión, me puse la ropa más vieja, tenía un polo blanco, un blue jean desteñido y sandalias, para que nadie sospeche que eres fotógrafo porque la chamba en esta ocasión lo exigía, pensé tomar la foto de lejos.

El juez me vio al salir con la cámara que era pequeña. Los dos nos hemos tomado fotos a una distancia de 10 a 12 metros, luego me llama con el dedo, me acerco, ahí baja la ventanilla, no me dijo nada, sacó su pistola y yo saqué mi cámara y le empecé a hacer fotos, él esperaba que me asustara y que no tomara nada si me mostraba la pistola. Pero como soy testarudo le hice todas las fotos posibles. Además mientras me apuntaba con la pistola me amenazaba con bastante aderezo.

El argumento del juez no se sostiene: dice que me apuntó con la pistola porque no me identifiqué, uno no se identifica primero, primero consigues las noticias y luego te identificas.

¿En qué otras ocasiones ha tenido experiencias similares?

En el año 1994, cuando el Ejército iba a retomar el barrio de Raucana, donde vivían miembros de Sendero Luminoso, fui herido de bala en la pierna. Fue una reyerta entre militares y los pobladores. El Ejército desalojó a la prensa y a la policía, yo de terco me metí y comenzó la balacera. Era bravo. Busqué un cuadrado de cemento a modo de trinchera y me fui al otro lado del pueblo y vi a la gente tirada en el suelo por la balacera y yo estaba parado con mi cámara.Luego sentí un roce que me quemaba la pierna pero la bala no me cayó a mí, mató a un señor que estaba detrás. Me salvo una vez más la cámara fotográfica porque la alcé y les dije a los del Ejército, “¡prensa, prensa!”, la cámara pesa.

                                     Raucana 1994. Saavedra yace herido. (Cortesía Caretas)

“En el trabajo me he disfrazado un montón de veces, tengo infinidad de historias, me he escondido dentro de un techo por dos días tomando un tecito en las esteras. Mi sueño es tener un libro donde aparezcan mis hijos que son mis fotos, junto a las anécdotas más representativas. Soy feliz en mi trabajo, puedo pasarme días esperando a que llegue la siguiente historia, entonces cuando me asignan la comisión, siento que me inyectan adrenalina y salgo chino de risa. Gracias a Dios tengo salud y vitalidad. Nací en 1940, así que saca tu cuenta qué edad tengo. He hecho varias exposiciones colectivas con los fotógrafos de Caretas y una individual titulada ‘Caza Mayor’”, agrega Saavedra.

sábado, 20 de marzo de 2010


HÉCTOR ATILIO CARBALLO: Fotógrafo de larga data

En la foto, el mozo Ariel de un restaurante de Bs As, Héctor Atilio Carballo, fotógrafo de larga trayectoria y Adriana reflejada en el espejo, autora de la biografía y la fotografía.

HECTOR ATILIO CARBALLO

Nacido en Montevideo, Uruguay, Héctor Atilio Carballo hace más de cuarenta años comienza su larga trayectoria periodística y fotográfica con una cámara de 35mm, regalo de sus padres, con la cuál obtuvo muchos éxitos, ya que sus primeras fotos fueron portada del diario El Día de mayor circulación de Uruguay, hoy desaparecido.

Radicó muchos años en Buenos Aires donde trabajó en Crónica y Editorial Atlántida.

Participó como periodista en la ocupación de la Embajada de EEUU en Teheran por los guardias islámicos.

Participó en la evacuación del cuerpo del periodista Bill Stewart en manos del ejército de Somoza y cubrió la conferencia de prensa dedicada a él.

Cobertura al Vaticano, recibiendo la bendición del Papa Pablo V

Cobertura a la Casa Blanca, siendo Ronald Regan presidente.

Cobertura periodística en el Golpe de Estado a García Mesa en Bolivia.

Participó de la llegada a Miami de los cubanos que se escaparon de la Isla.

Conoció grandes personalidades entre ellas Charles Chaplin en Vevey, Suiza, quince días antes de su fallecimiento.

Cobertura de la Guerra de Malvinas para el New York Time. También la llegada del Papa Juan Pablo a Argentina y los incidentes producidos luego de la rendición.

Participó del Viaje Ayuda Humanitaria a Armenia luego del terremoto.

Participó en la cobertura del terremoto de Pisco, Perú.

Fue nombrado Jefe del Cono Sur de América Latina de la agencia France Presse, con cobertura para Argentina, Uruguay y Paraguay.

Editor de fotográfia de un nuevo diario de Asunción, Paraguay, La Nación desde su fundación.

Reportero gráfico de la revista El Gráfico Perú, Lima.

Editor de fotografía del diario La República en Lima , Perú

Realizó exposiciones fotográficas grupales con reporteros gráficos de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina.

Otras exposiciones fueron con integrantes de la Agencia de Noticias Argentinas.

Participó de la exposición intinerante en europa de Noticias Argentinas.

Realizó trabajos periodísticos para la revista (suplemento) la cual sale los domingos en el diario La Nación de Buenos Aires.

Participó de la exposición de la Argentina Secreta llamada Resumen, en Argentina.

Trabajó en el Staff de la agencia Telam en Buenos Aires.

Realizó trabajos para el libro Exocet sobre el conflicto de Malvinas.

Con todo mi afecto, esta imagen y testimonial están dedicados a mi amigo y profesor Héctor Carballo, reconociendo parte de su vida periodística y fotográfica.

Soy de las personas que piensan que los reconocimientos hay que hacerlos en vida.
Mis más sinceros respetos. Adriana.
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Una fotografía puede ser poesía pura. Muchas veces auna estética y afecto. Nos habla de lo bello y del sentimiento, del interior de sus propios autores, pero también de sus emociones. Traduce en definitiva el intento de penetrar, comprender, de sentir nuestra propia emoción interior para así expresarla a través de la imaginación y el lenguaje de millones de imágenes que solo tienen lectura legible para aquellos ojos que llevan adherida una sensibilidad especial como don divino. Detras de un claroscuro, una sombra, una huella o inclusive hasta de una flor o un alambre retorcido podemos encontrar una mirada cálida, intuitiva y personal traducida en una fotografía. Una expresión de arte que casi siempre gira en torno a la experiencia personal de quien hace el mágico “click” convertido en objeto y sujeto, al mismo tiempo, de su apasionante vivencia fotográfica.

Carlos Univazo - Periodista, Escritor.

El gran maestro Tupacarballo en 1993, durante las inundaciones en Argentina