miércoles, 7 de marzo de 2012


¿Por qué en Perú una mujer no dirige un periódico?


Foto Manuel Vilca de La República, 30 de noviembre de 1984
 Por: Mabel Barreto
Fuente: DEMUS


La pregunta fue lanzada al ex director del diario Perú 21, Augusto Álvarez Rodrich en el conversatorio "La agenda de las mujeres en los medios de comunicación", por un (¿o una?) estudiante de periodismo. Compartía la mesa con Sara Lovera, reconocida periodista y feminista mexicana, Ana María Portugal, de Isis Internacional, y la periodista Teresina Muñoz-Nájar, editora de la revista Caras.

Ante un público conformado por estudiantes (la Universidad Jaime Bausate y Meza fue anfitriona del evento) y feministas, esa noche del pasado 16 de julio, Álvarez respondió que es verdad, aunque en televisión sí hay mujeres directoras. Aunque no sabía exactamente por qué, dijo, creía que una de las razones podría ser que las mujeres tienen que irse temprano a casa por los hijos, que casi invariablemente las periodistas están siempre pendientes de irse a las 6 o 7pm, en tanto los hombres se quedan hasta el cierre. Y otra razón, agregó, es que los directorios de los diarios están compuestos mayormente por hombres que nombran hombres.

Una descripción que llamó la atención porque describía una situación opuesta a las afirmaciones de Sara Lovera, quien había hablado de las dos revoluciones del siglo XX que cambiaron el mundo: la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y la incursión de las mujeres, que pasaron del núcleo familiar al ámbito público y político.

Responden las periodistas
El bichito de la curiosidad periodística nos llevó a contrastar lo dicho por Álvarez Rodrich con las protagonistas de sus afirmaciones, las periodistas mujeres.

De las tres entrevistadas, ninguna dijo que optó por irse corriendo a la casa descuidando el tratamiento de una noticia por cuidar a los niños. Eso sí, una sensación de culpabilidad está presente con ellas cuando se quedan “hasta el cierre”, hora que un periódico puede ser la medianoche o incluso un poco más.

Claudia Izaguirre, editora general de Perú 21, confiesa que “en no pocas ocasiones desde que asumí el cierre de Perú.21 he tenido un martilleo en la cabeza y el corazón que me dicen que debo dejar ese horario”. El suyo es horario vespertino desde hace años. Pero, pese a acostarse tardísimo, igual acompañó a su niño al colegio por las mañanas, jugaba y almorzaba con él. Adaptó su horario laboral a la demanda maternal de pasar un tiempo importante con el niño. Y que “jugaba con él” quiere decir que además maximizaba la calidad del tiempo que le dedicaba al pequeño (hoy todo un joven).

“Las mujeres sabemos dividirnos y multiplicarnos”, afirma convencida. Igual piensa María Elena Castillo, redactora principal de La República, quien discrepa abiertamente con Álvarez Rodrich porque en su caso, “y en muchos casos que conozco, sólo he podido irme a las 6 o 7 de la noche si he terminado mi labor del día, pero si la coyuntura lo exige, me quedo como todos los hombres, hasta las tantas”.

Está convencida de que las mujeres periodistas “nos ingeniamos -a diferencia de la mayoría de los hombres- para ser responsables en nuestros trabajos a la par de tener una familia”. Y pone como ejemplo lo que ve en su periódico: las dos mujeres que editan la sección Provincias, ambas madres, se quedan todos los días hasta la medianoche. También está el caso de las redactoras de la sección Política, donde ella labora, que cumplen un turno de tarde algunas veces a la semana, como todos los periodistas, quedándose también hasta la medianoche.

Claudia Izaguirre sí ha visto en Perú 21 ha visto algunos casos de chicas entusiasmadas con sus posibilidades periodísticas que optaron en un momento por pedir que no les den comisiones ‘importantes’, que les demanden quedarse hasta muy tarde, o que incluso renunciaron por el tema de los horarios.

Razones machistas
Pero ella misma cree que no son los niños los que limitan a la mujer periodista, “sino que esa presión de estar temprano y atender a los hijos viene sobre todo de los hombres, es decir, de los maridos celosos o machistas, que los hay, y muchos”.

Lo dijo Sara Lovera al explicar cómo tomó el mundo la revolución de las mujeres: “Estamos cambiando de piel de manera sistemática pero seguimos siendo vistas como algo de menor valor”. En el caso de los maridos, prima el deseo de ejercer el poder sobre la mujer, y más en casa.

Encuestas realizadas por la Universidad de Lima (2007) y la Universidad Católica (2008) evidencian que una mayoría de más de 70% piensa, que, pese a algunos avances y reconocimientos, seguimos siendo una sociedad machista y que en el Perú se discrimina aún a la mujer.

¿Existe discriminación en los medios de comunicación? Roxana Cueva relata cómo ve el tema en la televisión: “La mujer se hace un lugar en los medios a punta de “punche”, esfuerzo vinculado más a la "actitud" que a su "raciocinio" y por eso la mayor presencia de mujeres se da en la tele, medio cuya naturaleza apela a lo emocional más que a la racionalidad”.

Recordando lo sucedido en la televisión peruana, relata: “Todas se esmeraban en ser aguerridas reporteras, esa actitud era la que los jefes valoraban y daba rating, y obviamente, era más atractivo ver esas actitudes en mujeres que en hombres”.

De alguna manera, podría decirse que este grupo de mujeres abrió un trecho en la televisión peruana. Hoy hay hasta cuatro directoras de programas periodísticos (Cuarto Poder y Prensa Libre) y noticieros (América Noticias y ATV Noticias) y conductoras que no son sólo rubias y bonitas. Roxana Cueva, por ejemplo, carismática morena, madre de familia y experimentada periodista, está al frente de un noticiero matutino. En su haber figura la dirección de “Cuarto Poder”, uno de los programas periodísticos semanales más importantes.

Los que deciden
Para que el género femenino llegue a la dirección de los periódicos, según la respuesta ya señalada de Álvarez Rodrich, estaría también la cuestión de la composición de los directorios. “Hay más hombres que mujeres, y escogen hombres”, señaló el ex director de Perú 21.

Aquí sí hay algunos datos le dan la razón. Por ejemplo, en el caso del grupo El Comercio, empresa editora de tres periódicos (El Comercio, Perú 21 y El Trome), el género que prima en su directorio de 135 accionistas miembros de la familia Miró Quesada, es el de los hombres.
Pero las razones que en este momento tienen los accionistas para decidir quién dirigirá sus periódicos estarían más marcadas por otros criterios. 


Tras la salida de Álvarez Rodrich de Perú 21, quedó en evidencia que estos tienen que ver con limitar la autonomía que pueda ejercer alguien desde ese puesto. El sucesor de este periodista en la dirección de Perú 21 es un ex asesor económico del grupo El Comercio. La decisión del directorio de ejercer más control sobre el contenido informativo se expresó también en la instalación, desde octubre del año pasado, de comités editoriales integrados por accionistas en dos de los tres periódicos del grupo, El Comercio y Perú 21.

En La República, más bien, la composición del directorio sí está equilibrada en cuanto al género: de 8 miembros de la familia Mohme que lo integran, 4 son mujeres. No obstante, quienes finalmente deciden sobre el tema informativo son los miembros del comité editorial, también existente en este periódico, y allí sí la diferencia de género es notoria: de 8 miembros, sólo hay una mujer.

El famoso techo…
Las redacciones de los periódicos peruanos tienen sobre sí el “techo de cristal” (los puestos directivos son ejercidos por hombres), aquél que las periodistas aún no terminan de romper. Pero, a no dudarlo, hace rato que ellas están viendo cómo hacerlo. Descubrieron y denunciaron casos como espionaje telefónico, esterilizaciones forzadas, cuentas y corruptelas de Fujimori y Montesinos; marcharon a fotografiar la guerra, ingresan a penales, juzgados, quirófanos…

¿Qué falta entonces para que una mujer dirija un periódico en el Perú? Sería duro que la historia de Katherine Graham, presidenta del directorio del Washington Post en 1972, sin cuyo apoyo los famosísimos “hombres del Presidente”, los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein no hubieran podido publicar todas sus investigaciones, se repitiera en Perú: su padre, dueño del periódico, le dio la presidencia del directorio al hombre con el que se casó. Ocupó el puesto recién a su muerte, y llegó mucho más lejos que él. Es decir, tuvo que esperar su turno…

Para dar un ejemplo más cercano, le preguntamos a Teresina Muñoz-Nájar, periodista que también participó en el conversatorio, si es muy distinto trabajar como periodista con Enrique Zileri, quien fuera director de Caretas hasta hace poco, que con Drusila, su hija, directora de Caras.
“Bueno, trabajar con Enrique es trabajar con un mito, uno aprende, claro”. Es de todos los y las periodistas que pasaron por Caretas conocido el carácter de Enrique Zileri. “Con Drusila tengo una relación más horizontal, más de iguales, pero no por ser mujeres, sino porque nos respetamos como periodistas”. Teresina afirma que ella no ve que las diferencias de género determinen la calidad ni de Caretas ni de Caras.

Como se sabe, Enrique Zileri sucedió a su madre, la mítica Doris Gibson, en la dirección de Caretas. Y a la hora de jubilarse, decidió que su hijo Marco lo sucediera. Tiempo después, su hija Drusila, quien trabajó exitosamente como reportera de televisión en el extranjero, y luego como conductora de noticias en Perú, asumió la dirección de Caras, publicación ajena a la familia.

Foto Ernesto Jimenez- febrero 1987- fotoperiodistas Eva Castro, Mary Dominguez y la China Antonieta discuten sobre cobertura periodística en intervención militar en la facultad de Medicina de San Fernando.




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